sábado, 12 de mayo de 2012

Entrevista a José Antonio Trigueros - Director del Museo de la Catedral de Murcia

José Antonio Trigueros (ENFOQUE/LV)


"El museo sigue abierto
porque hemos sido un poco héroes"


El fin de las subvenciones de la Consejería de Cultura deja en el aire el futuro de la institución



La crisis extiende sus efectos negativos a todos los ámbitos de nuestra sociedad, y de entre ellos, la cultura aparece como uno de los más indefensos por generar un beneficio a largo plazo y difícilmente calculable en términos económicos. En enero de 2011 cerró sus instalaciones el Museo Chillida-Leku; en marzo de 2012, el Museo de la Catedral de Murcia -que fue reinaugurado en 2007 tras varios años de acondicionamiento y mejora- anunció su cierre inminente por falta de dinero. Una pequeña inyección económica de la comunidad autónoma ha permitido a la institución continuar su labor, pero el futuro aún es incierto. Su director José Antonio Trigueros no desiste en el empeño.

Pregunta: ¿Cuál es la situación del museo un mes después de haber evitado el cierre?
Respuesta. El museo no está definitivamente salvado. Estamos haciendo gestiones para tener consistencia. La Consejería de Cultura nos ha dado sólo una cuarta parte de la subvención que nos deben, y que teníamos acordada y firmada para el año 2011. Aunque la expresión es un poco bárbara, estamos con la soga al cuello, y lo que hemos hecho es dirigirnos a una serie de personas que pensamos que pueden ayudarnos. Les he escrito una carta exponiendo nuestra situación, y les he dicho que queremos visitarlos para ver si quieren colaborar con nosotros y ayudar a que el museo siga abierto.

P. Cuando dice que han contactado con personas, ¿se refiere al sector privado, o a la propia administración pública?
R. Hay de todo. Nos hemos fijado en las personas y en su capacidad de recepción, en su cargo, y sabiendo además que tienen buena voluntad, que se van a fiar de nosotros y van a querer colaborar por las piezas de arte únicas que conserva el museo.

P. El Museo de la Catedral es de los pocos de la ciudad que cobra un precio por la entrada. ¿No es suficiente con ese recurso?
R. No, el gasto es mucho mayor. Poner en marcha un museo supone contar con guías, seguridad, limpieza, electricidad, conservación... Para que funcione bien hay que contar con todos esos gastos y nosotros no malgastamos ni un céntimo. No queremos cobrar una entrada muy grande para que la gente no se retraiga, pero quizá tengamos que revisar el precio, con moderación, porque sabemos cómo está la situación.

P. ¿Qué gastos se pueden cubrir con la venta de entradas, y cuáles con la subvención?
R. Con la subvención se cubría todo el gasto del museo. Lo que se saca de las entradas da para cubrir gastos accesorios y, digamos, pequeñas cosas. Se cobra una entrada simbólica y queremos seguir así, si podemos.

P. Además del dinero público, ¿existe posibilidad de contar con algún patrocinio por parte del mundo empresarial?
R. Hasta ahora teníamos un convenio firmado con la Consejería de Cultura por el que nos abonaban 240 mil euros anuales. En 2011 no lo cobramos, y después de tener una conversación un poco áspera, nos han dado una cuarta parte y nos han dicho que en 2012 no van a dar nada. Entonces nos hemos puesto en contacto con una serie de personas y entidades que quizá quieran ser nuestros mecenas, para explicarles las necesidades del museo y cubrirlas. No queremos ganar dinero, pero sí que hay que satisfacer unos gastos mínimos.

P. ¿La Diócesis de Cartagena no dispone de un fondo para contribuir al mantenimiento del museo?
R: No, de la Diócesis no recibimos ni un céntimo porque el Obispado tiene muchos gastos.  El museo funciona como una cosa del Cabildo de la Catedral, al que rendimos cuentas a final de año. Esas cuentas también las ve el señor Obispo, porque ésto es un bien eclesiástico. Del año 2011 no tenemos nada que presentar y el Cabildo no tiene fondos. La Catedral se mantiene... Lo único que percibimos los canónigos es el expendio de la misa: diez euros al día.

P: ¿No se han planteado cobrar la entrada para visitar el templo, como sucede en otras catedrales?
R: Lo hemos pensado, y si lo hacemos, será para cubrir las necesidades de la misma Catedral, porque no llegamos. Hemos pensado hacer visitable museisticamente la Catedral previo pago durante determinadas horas del día.

P: ¿Cuántas personas trabajan en el museo actualmente?
R. Diez personas, entre los vigilantes que están día y noche, los guías, la limpiadora... Además, se sube a la torre de la Catedral, que es una de las cosas que más gusta al visitante, y hace falta personal. Hace años se subía a la torre sin control y se estaba deteriorando. Ahora se sube con un guía y con seguridad, y se explica el campanario.

P. A corto plazo, ¿cuál puede ser la solución para que la institución que usted dirige permanezca abierta?
R. Vamos a ver el resultado de las cartas que hemos enviado a estas personas, para ver si quieren comprometerse con el museo. Con sacar dinero para cubrir los gastos, es suficiente. No queremos ganancia alguna, ganar dinero no es nuestra finalidad; es presentar nuestro material artístico para disfrute del visitante.

P. En la actualidad, cualquier cosa que no aporte rentabilidad económica inmediata parece estar en peligro, pero es difícil que un museo genere beneficio.
R. Sí, sí, y por eso depende de las personas a las que hemos escrito. Hemos procurado que sean personas un poco sensibles a los valores artísticos de un museo de esta categoría, para que no lo vean como una cosa disparatada sino  como algo en lo que merece la pena colaborar para seguir funcionando y mostrando piezas de gran valor. Sabiendo que son personas de buen criterio, esperamos que la carta que les enviamos la semana pasada pueda tener efecto. Entre entidades y personas, son unas diez o doce personas.

P. El cierre sería un desastre en todos los sentidos.
R. Sí, y hemos estado a punto. Sigue abierto porque hemos sido un poco héroes. En estos cuatro meses que llevamos de 2012 estamos funcionando con palicos y cañicas. Hemos hecho filigranas con el poco dinero que nos quedaba, y ahora tengo que pedir prestados dos mil euros a la Catedral para pagar unos gastos pendientes.

P. En el peor de los casos, imagine que el museo cierra: ¿qué pasaría con las diez personas que pierden su empleo, con las obras de arte y con la torre?
R. No sé si por ser un poco utópico, a mí me parece que las personas a las que nos hemos dirigido, que tienen buen criterio, se fiarán de nosotros. Quiero creer que no se va a dar el caso, pero si tuviéramos que cerrar, lo sentiría y me dolería muchísimo.

-> Entrevista realizada a mediados de abril, como ejercicio de prácticas de 4º de Periodismo.
-> Muchas gracias por su amabilidad y ayuda a José Antonio Trigueros y a Raquel Trigueros.



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